lunes, 29 de octubre de 2012

Los coatíes, un capítulo aparte

Volvimos al Parque Nacional Iguazú un segundo día, para continuar nuestra visita.
Realizamos el Circuito Inferior, que comienza curiosamente en un pequeño patio de comidas, al cual van los coatíes en grupo a perturbar el refrigerio o almuerzo de la gente, que trata infructuosamente de comer.
¿Por qué infructuosamente?

Porque los coatíes aparecen primero, como si tan solo merodearan el lugar, pero rápidamente toman posiciones en las sillas vacías de las mesas con comida, como si se autoinvitaran, y en un instante suben a las mesas y le arrebatan la comida a los comensales. Algunos se asustan, otros se enojan, otros los espantan, con la ayuda de los mozos, que ensayan los más variados métodos: repasadores, fuertes ruidos, corridas, etc.
Nada los amedrenta, ellos simulan retirarse, más o menos apresurados según la ocasión pero vuelven de inmediato y todo empieza otra vez.
Con Juanjo pensábamos: ellos están en su lugar, los ajenos somos nosotros, más allá de haber pagado nuestra entrada.

Se los presentamos en plena acción:

Los comensales se levantan sobresaltados. Ya hay un coatí sobre la mesa y otro esperando

Un último comentario: los coatíes visitan a los humanos en ese entorno, pero no son domésticos. Pueden producir heridas de consideración con sus garras y dientes.

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